lunes, 10 de febrero de 2014

EL EFECTO AVESTRUZ

Hay momentos en la vida en la que sentimos ganas de meter la cabeza en un hueco bajo tierra y dejar que todo pase. Son muchas las veces que he visto a los que me rodean tomar esa actitud, incluso yo, pretendiendo con eso que todo pasará y los problemas se solucionaran solos.
Pero lo cierto es que, por más que queramos ocultar las verdades, incluso tratemos de ocultarnos de nosotros mismos, la realidad no cambia  evadiéndola. La realidad cambia solo si nosotros la cambiamos.
Hace cuatro años escribí un artículo publicado en medios impresos con buen espacio (porque había suficiente papel) que titule “Si nos acostumbramos perdemos”, y hoy tiene tanta vigencia ante la realidad que vivimos los venezolanos, que da tristeza ver como la gente se queda dormida en largas colas, otros amanecen tirados en el suelo a las puertas de los supermercados ante el anuncio de que hay posibilidad de que vendan esa día harina pre cocida, aceite, leche, arroz, incluso madrugar para tomar un numero y poder adquirir con un poco de suerte una batería para vehículo, cauchos o cualquier pieza deautomóvil .
El pueblo se ha acostumbrado a eso tal como ocurrió en Cuba después de más de cincuenta años de dictadura y parece estar de acuerdo con todo lo que está sucediendo, o lo acepta, se resigna, o espera que los demás hagan lo que ellos quieren que pase para buscar soluciones. El efecto avestruz se ve en la calle. En los mercados, en los hospitales, en las oficinas públicas, en los talleres, en las carnicerías, en los buses, en los metros, se muestra una especie de desinterés por la patria, por lo que se vive actualmente con el régimen “maducastro venezolano.
Una muestra más palpable es, que el venezolano siempre estuvo acostumbrado a trabajar todo el año, reunir su dinerito con tiempo para comprar sus pasajes y viajar, bien sea dentro o fuera del país, y hoy en día ante las  medidas económicas  tomadas por el gobierno nacional y la devaluación de la moneda, nadie prácticamente se puede asomar ni al frente y vemos como secruzan de brazos frente a los anuncios de las líneas aéreas que advierten “No hay boletos” con una actitud de resignación, metiendo literalmente la cabeza en un hueco en el piso para no seguir viendo lo que ocurre en el país y expresar con actitud de resignación ¿Qué mas? No viajaremos.
Me cuenta mi abuela que eso siempre ha ocurrido, y que en aquel tiempo en que se alzó Caracas para sacar del poder al dictador Marcos Pérez Jiménez en el 1958, mucha gente en Maracaibo por ejemplo, estaba tranquilamente en el estadio viendo un partido de béisbol entre los equipos Pastora y Gavilanes, y en las tribunas con un vaso de cerveza en mano, la gente comentaba que parecía que estaban tumbando al gobierno, y seguían aupando los hit que metía su equipo. No hacían la ola porque no se usaba y en Caracas ya se enfrentaban militares y civiles
Pareciera que nos acostumbramos de ver que no hay divisas,  no hay inversiones, no hay productos de la dieta diaria, de que hay una crisis política, una inseguridad espeluznante y una asfixia a los medios de comunicación social  y esto lo sabe el gobierno cubano y asesora al gobierno venezolano sobre el particular, haciendo énfasis en el control de los medios de comunicaciónpara que la gente no esté informada bien de lo que ocurre y cada vez meta más la cabeza en el hueco
En la actualidad los jóvenes levantan su voz en los estadosTáchira y Mérida y los medios de comunicación televisivos y hasta radiales e impresos informan sin detalles los hechos ante el temor de ser cerrados o castigados con millonarias multas
Hay que estar claro que ante todo lo que vivimos no hay escondite suficientemente grande para meternos todos los venezolanos, y la única forma de eliminar los problemas, cambiar la realidad y poder caminar con tranquilidad, es sacando la cabeza del hueco donde pareciera que muchos de nosotros la tenemos, y enfrentemos lo que tengamos que enfrentar y nos fortalezcamos con las experiencia que otros países han vivido y se han recuperado con el esfuerzo de todos
Es tiempo de dejarnos de esa actitud que toma el avestruz para tomar la del Águila que con su vuelo e imponente mirada  simboliza el ímpetu de libertad y de guerrero. No caigamos en el derrotismo

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