En una de las tantas veces que le han tirado la alfombra roja de los premios Oscar a Raúl Castro en visitas a Venezuela, dijo a su colega fallecido venezolano que, “Cuba y Venezuela cada día son la misma cosa”. Hoy decimos la mayoría de los venezolanos que son la misma mieeeeee, es decir exactos.
Cada acontecimiento que pasa en la dinámica política que vivimos nos parecemos más. Como diría el extraordinario comediante Emilio Lovera, “se le parece igualito”, y tal vez por eso de la edad, el dictador cubano en aquella oportunidad que pisó Venezuela invitado por el difunto, lo que pretendió decir es que, cada día somos la misma mieeeeee (como decimos aquí para expresar que somos igualito) , con un atraso de todos los sectores que mueven el país, lo social, económico, político, cultural es decir, como Haití , El salvador ,Nicaragua, Bolivia, Cuba y otros a quienes le reglamos petróleo desde hace 15 años a diestra y siniestra.
Ya no es que cada día nos parecemos más a la isla de la felicidad, sino que llegamos al punto de que somos “exactos”. No tenemos libertad de expresión y la monopolización de los medios de comunicación anda por encima del 80 %, persiste el gobierno al estilo Fidel de un partido ´político único que controle las masas, un represión incontrolable con estudiantes y presos políticos sin derecho a la defensa, una violación de los Derechos Humanos a la vista del mundo con un control absoluto de los poderes públicos incluyendo la administración de justicia, un pueblo en su mayoría callado y manso que por temor se cohíbe y le cuesta salir a protestar, unos niveles de pobreza que cada día aumenta llevándose en los cachos a la llamada clase media, controlando estomago y mente de los más necesitados en largas colas para comprar los productos de la dieta diaria, una corrupción desmedida donde sólo los del gobierno y su familia (tipo Castro) tienen en sus manos la riqueza del país, y por tanto la garantía de viajar, acceso a dólares, y grandes comodidades.
Ni los chavistas ni los maduristas que han estado “enchufados” en el gobierno al estilo de los “castristas” han renunciado nunca al confort del capitalismo, ni mucho menos han pensado en vivir en austeridad atendiendo aquello que dijo, el que dejó el desastre en el país de que “ser rico es malo”
No hermano lector, que va. Esto es lo mismo a lo de la isla. Aquí de la noche a la mañana salieron yates de las marinas costeras con personeros a bordo que fueron sindicalistas y ahora son boliburgueses y se les ve como moscas flotando en vasos de leche por los mares, mansiones y haciendas repartidas por todo el país de los “magnates rojos” que ocupan hasta ahora los puestos más emblemáticos e importantes que sostienen el régimen, mientras que los hijos de la revolución viajan a distintas partes del mundo en aviones privados, o fondeando lujosas embarcaciones en alta mar, o en cruceros que le dan la vuelta al mundo, como si se tratara del Aquarama II, embarcación lujosa de Fidel Castro.
Aquello de tener un desprecio al concepto burgués que sale del fondo del corazón de quienes quedaron con el legado del difunto, y que este se jactaba decir en cadena es una pantalla, es la mentira más grande del planeta. Castro vive en su Isla del ensueño rodeado de lujos, y los “maduristas” y los que quedan de “chavistas”, viven en el país de Alicia que ellos han construido para sí con todas las comodidades, lejos de los apagones, lejos de la escasez de agua, lejos de las colas, cerca de los dólares, cerca de los viajes, cerca de los lujos, lejos de la pobreza, y cada vez más cerca del tesoro nacional.
La dinastía fuerte del chavismo se da el lujo de hacer millonarias recepciones para celebrar bodas, cumpleaños, bautizos y confirmaciones en lujosos balnearios de islas del Caribe y hasta en el Mediterráneo, donde los “señores feudales” se manejan como jeques en comitivas invitados con todos los gastos pago, sin contar aquellos que toman un fin de semana para disfrutar un concierto de Madona en Roma, de Rihana, Ricky Martin o Justin Bieber como los hijos de los llamados “fuertes” que dirigen el Psuv.
Mientras tanto, todo aquel cubano que se atreva a tener una expresión alternativa a la oficialista sufre las consecuencias de ello, es decir, la represión. Es un país donde el hambre cada día es mayor, y un litro de aceite comestible cuesta más de dos dólares, y aquel que critique o diga algo, es denunciado por los “sapo” y actúan contra el inmediatamente. No hay ni espacio para la queja.
¿A que se le parece eso? ¿Acaso la mayoría de los venezolanos no vive reprimido en la actualidad sin progreso, sin libertad de expresión (quedo fuera Luis Chataing de Televen) sin abastecimiento, con una inseguridad terrible y una decadencia de los servicios básicos cada vez peor? Estamos frente a una mentira repetida como la de Cuba, con las mismas carencias, con la misma represión, un desempleo y falta de poder adquisitivo alarmante, y lo más grave aún, con una “oligarcas rojos” similares a los Castro que cada día incrementan su represión para quedarse en el poder por toda la vida , donde la opulencia es sólo para ellos y la pobreza controlada en colas de miseria frente a los abastos, es vigilada por el régimen para que no se salgan del carril (régimen militar) y llegue la libreta de racionamiento.
Tenía razón Raúl Castro cuando dijo que ambos países somos la misma cosa, pero para los venezolanos lo que quiso decir es que somos la misma mieeeeeeee.
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